martes, 7 de febrero de 2012

En lo bueno y en lo malo.

Me bajé de la bici,  entre las sombras de un crépusculo que me venció, que llegó antes que yo.
Fin de una salida que me habá negado ni un solo kilómetro fácil, ni un solo momento de paz. Ni uno de esos instantes de otras veces, de bajar el pulso, llenar el pecho de aire, sentir el sol  encenderme las mejillas, y guiar mi vista hacia la contemplación del paisaje que atraviesa mi bici casi en silencio.
Mirar mas allá del molinillo de mis pies, de la cuneta gris, de la frontera del arcén, hacia el paisaje que no se mueve, que permanece parado brillante iluminado e inmutable. La quietud de una foto pero no por el tiempo de una instantánea, sino por el tiempo en que se crea una obra pictórica y mas aun.


Pero hoy no.
Hoy la vista no iba mas allá del molinillo de los pies, de las ruedas de perfil medio trazando eses a capricho de las ráfagas. De la inspección de mi propio interior buscando fuerzas, buenas sensaciones, y razones para estar ahí precisamente un días como ese.

Hoy la quietud del cuadro, era movimiento caótico.
Viento y frío
Banderas prisioneras estirándose torturadas por un viento atroz. Árboles  meciéndose con violencia, a veces volcándose al borde del naufragio, al borde de besar la lona. Todo se mueve, los árboles, hojas volando, ramas que caen. La silenciosa e inmutable imagen de  otras veces es ahora una caja de ruidos que cruje, aúlla y silva, cambiando a cada momento.
Todo se mueve a mi alrededor, a tanta velocidad que parece que yo apenas me moviera.
Bueno, realmente, apenas me muevo. Busco en el cambio de la  cabra, pero ya no quedan combinaciones mas fáciles.
Me esfuerzo a cada pedalada. Tranquilo Jesús dale duro. Hoy tocaba sesión intensa, no pasa nada. Descuida, que ya te divertirás de vuelta con el viento a favor.

Y si solo fuera el viento, pero es que ese frío viento del norte, movía un ambiente de menos de 7º,  y no soy yo de llevar mas ropa de la necesaria.
Claro que ¿cuanta es la necesaria?. Y ¿cuanto tardaremos en hacer la ruta con este viento?

Cada minuto de esas 3 horas me robó poco a poco la  energía y  las ganas y el calor, de la ilusión de salir con mi cabra a hacer kms.

La tarde no me concedió un solo km de tranquilidad en el trayecto de ida.
Y de vuelta, es cierto que volaba sin bajar de  30 kms/h ni un instante, pero sentía frío, y la inquietud de ver como el sol se escondía mas rápido de lo que había calculado.
¡Dale fuerte que se hace de noche!

Habrá días mas divertidos te lo prometo.
Al fin en el destino, transición. Dejo la bici, me calzo las zapatillas, y maldigo una vez mas el día que me ha maltratado, y que sin saber como mas fastidiarme, me ha acabado por negar hasta la luz. Ya solo quedan girones del día en el poniente.
Con mis zapas ya en los pies me cruzo frente al espejo, y veo una cara envejecida de quejas, malos pensamientos, y frío.
Una cara que reflejaba todo el resentimiento acumulado durante tres hora contra las inclemencias. Tan malvado y sombrío era el gesto que necesité un segundo para reconocer mi propia cara en el espejo, y primero asustarme, luego sentir un poco de pena de mi mismo. A continuación  estornudar un par de veces.

Y a seguidamente pensar:
"Que le den por culo a la carrera de transición. ¡Ya he pasado bastante frío hoy! ¡Al Carajo!"


Hoy ya he olvidado el disgusto, y quizás por tanto que pasé con ella ayer, hoy la quiero mas, y me siento mas unido a ella.

El sábado saldremos y trataremos de que todo sea  mejor pequeña....... por cierto ¿Te he dicho que se prevé otra ola de frío siberiano?