lunes, 2 de marzo de 2009

Ni galgo ni podenco.

El domingo le robé a un día establecido por los pronósticos como de lluvia, dos horitas de bici a buen ritmo. Con un ojo vigilando los nubarrones, y otro las tapas de alcantarillas que las andaban cambiando.

Los que me conocen, saben que me gustan muchos todos los animales. Sobre todo los perros.

A veces digo en broma que prefiero los perros a las personas.
A veces lo digo en serio.

Explico esto para que no creais que tengo ni miedo ni asco, ni albergo ningún mal sentimiento ni animosidad contra estos magníficos animales.
Ahora es cuando enlazo todas estas razones y justificaciones previas, con el final de entrenamiento del domingo.

Pues es que volviendo ya a casita, satisfecho apretaba botoncitos del cuenta Kms, y calculaba como era de buena mi sesión, con las piernas ya bien machacadas.
Es entonces, que me cruzo con un grupito de perros asilvestrados de los mas diversos tamaños, y aspectos. Permanecen en perezosa reunión junto a la cuneta de la carretera, con aire de domingueros aburridos.
Pero entre ellos hay uno, el mas grande, un Pointer diría yo.
Está en envidiable forma, tiene un aspecto magnífico, e inicia una rápida carrera. Seguro es porque esta harto de este domingo absurdo y gris sin hacer nada. Seguro que es porque necesita quemar toda esa energía, liberar tensión, y sentir un poco de la adrenalina de la competición. Quizás tiene alma de triatleta.

Al principio miro divertido su persecución. Ya sabéis: me encantan los perros.
Durante unos segundos me hace gracia.Hasta que comienza a correr a mi lado, a gruñir, y a buscar el contacto, a buscar mi pierna, y a la rueda delantera.Aquí la verdad es que empiezo a acojonarme de que me tire y/o muerda.

De internet: El Pointer es un excelente perro cazador. Es un gran rastreador, y no hay nada que pueda distraerlo de su objetivo ni tampoco se fatiga por la distancia que tenga que recorrer para alcanzarlo.

Doy Fe.
Me aguantó mas de 300 m, cerca de los 40 km/h (el viento nunca es a favor cuando te persiguen), antes de comenzar a sacar la lengua, y finalmente dejarme ir, con mis piernas reventadas, y las pulsaciones a mil.

Si Pablo Cabeza, leyera mi blog podría incluir esta modalidad entre sus especiales entrenamientos integrando los elementos de la naturaleza.

Espero no volver a encontrarmelo.
Deberíais esperar lo mismo, porque como siga entrenando la persecución con mi amigo, no vais a poder conmigo en ninguna competición.

7 comentarios:

Gazapo dijo...

Desde luego, Jesus, mira que eres novato, en cuanto veas un perro o un grupo, escapa, ni se te ocurra disfrutar de su reunión, por mucho que te gusten en la bici son nuestros enemigos, suerte tuviste que no se te cruzase ninguno y te dejase besar el asfalto. Hay ciclistas que los ven y dan la vuelta. Buscate otros entrenadores, jejeje.

Dani dijo...

Me pasó en Formentera, en un camino alejado de la civilización, hace un año y pico. Un perrazo enorme, yo con la bici de montaña y dando pedales como en el sprint de la Paris-Niza. Si me engancha me destroza.

Odio los perros cuando voy en bici. Siempre. De lejos y de cerca.

Jesús dijo...

La verdad, es que no pude hacer nada, porque no los ví hasta que pasé junto a ellos.
Aun así no era muy consciente del peligro.

Ahora si lo soy. Pasé un mal rato. Si no doy pedales como un loco, efectivamente habría besado el asfalto, y si hubiera parado, seguro que me habría tirado antes de poner el pie en elsuelo.
Aparte que creo que iba con intención de incarme el diente.

XARLI dijo...

A mi este episodio perruno tuyo (muy bien el narrador, por cierto), me recuerda un mordisco que me dio en la zona propiamente llamada culo un pastor alemán en mis años mozos, cuando hacía mis primeros pinitos en esto de la carrera a pie.
Por cierto, que he visto ahora tu entrada anterior y he disfrutado del jaleo, y veo que lo has enlazado con sobriedad torera, como un artista del ruedo que da dos pases seguidos, ole (digo esto porque tanto de la piscina como del perro te fuiste "a la fuga", je,je)

Xocas dijo...

Existe una variante que consiste en el dueto trampa humano-perro, enlazados por la correa elástica. ¿Nunca te ha ocurrido ir corriendo por la acera, que salga el perro del portal, el dueño quede atrás, la correa se estire e improvises un grácil salto (al tiempo que te acuerdas de la familia de los paseantes)?

Anónimo dijo...

Gordi eres el mejor .tu bicho

Jesús dijo...

Pues no era premeditado Xarli, pero es verdad.
LAs dos veces a "La Fuga", je, je..

Xocas, esa modalidad también la he practicado: la de perro graciosillo que por sorpresa combina correa con duelo y farola, para que saltes como puedas.

Gracias a MI fan incondicional.....