Qué parado que tengo esto.
No es del todo justo que esté tan
silencioso, cuando algo podría contar.
Llamarlo entrenamiento, sería darle
mucha más categoría de la que merece a la actividad física que
mantengo, pero algo es algo hasta que pueda ser más.
No sé si da como para escribir en un
blog, aunque esa pregunta ya me la hacía cuando empecé con él hace ¿Diez años?.
Pero sí.
A lo mejor si que podría haber escrito
una entrada sobre el fin de semana de Carnaval gaditano, el 25 de febrero, que me dio por disfrazarme del triatleta que fui, o que sigo siendo, no sé.
A través del amigo Manuel Sánchez me
llegó la noticia de un entrenamiento especial, de esos para afilar
las armas de los que tienen el calendario tatuado de citas
triatléticas con nombres épicos y apellidos de la familia ironman.
Nada más y nada menos que un Duatlón
de entrenamiento sin drafting. Corriendo 6Km, luego bici sin drafting de 50 km, y para acabar 3 km corriendo.
Las distancias me venían grandes para
la escasa actividad que mantengo, pero las ganas de ponerme el mono,
subirme a la cabra y sentirme triatleta otra vez eran muy fuertes.
Así que allí que me fui con más ganas
que preparación, a pasar un rato estupendo y a sorprenderme
cubriendo 50 km con la cabra en un terreno no precisamente llano, a
unos ritmos totalmente inesperados.
Y una cosa lleva a la otra.
Uno no puede ir a entrenar con la
cabra, que le hagan fotos acoplado en la bici, y cuando tu club
organiza un duatlón sprint, escaquearse.
Pues eso. Que ahora cualquiera guarda
el mono otra vez.
Así que sin querer... sin querer
evitarlo, pasé un día estupendo con mi Club de siempre, el Club Triatlón Camaleón, el mejor del
mundo, haciendo un triatlón sprint, que terminé como era previsible
el último, pero haciendo unos ritmos en bici totalmente inesperados.
Y poco más que contar.
Una imagen engaña más que mil
palabras, y es la viva muestra del postureo de quien ahora mismo
acaba un triatlón sprint pidiendo la hora. Poco a poco.
Y al día siguiente en la mejor compañía me fui a soltar piernas en la Carrera organizada por Entreculturas en el Parque natural de los Toruños, para ayudar a los refugiados de Sudán del Sur.
De momento está claro que habrá que
entrenar un poco más para que estos escarceos pseudo-competitivos no
me cuesten la salud.
*Fotos: Gracias a Fotos Chano