Un Titán Anónimo.No se como comenzar la crónica de la prueba mas esperada de este año para mí.
Por la que mas ilusión tenía.
El viernes salí de Sevilla, cargado de material y de nervios para Algodonales, donde fue la charla técnica, y la cena de pasta, y donde me reuniría con el resto de compañeros.
Desde ese momento ya metidos en el ambiente de la prueba, inmejorable.
Recojo mi dorsal que es realmente bonito (cuelgo foto).
En la charla, un triatleta empieza a relatarnos, apoyando su explicación con diapositivas del recorrido, los puntos dificiles de la prueba, y no paraba.
“Esto es duro, y este otro tramo tambíen, y este otro parece que no, pero.... y aquí, y bueno esto otro es una putada, y ....” y así sin fin.
Nos vamos a dormir con ese cosquilleo y esos nervios, que quitan el sueño a algunos, y amanecemos envalentonados y coordinados como guerreros antes de la batalla.
Preparamos nuestras armas y monturas, y salimos para la Presa. A preparar los boxes.
La mañana es fresca. Creo que me pondré el mallot encima del Tri traje para no pasar frío en los descensos, ni en los puertos.
Un poco de más de presión a las ruedas, coloco barritas, y geles, casco, me calzo el neopreno.
Fotos, y bromas, de los 264 participantes, que se preparan.
Y el agua esperándonos, silenciosa y quieta, opuesta a nuestro bullicio, y a la frenética actividad de los boxes.
Tranquila espera y mira hasta saberlo todo. Supongo que ese es el espejo que podría contar nuestras historias a quien supiera escuchar al agua, porque en aquel momento, nos reflejaba a nosotros, y reflejaba las imponentes moles de piedra que habrían de ser los jueces de todos, y los verdugos de algunos.
Nos lanzamos al agua, y me relajo esperando la salida. Ha llegado la hora.
Un cohete da la salida, y 264 que queremos ser Titanes, echamos a nadar.
Me pongo detrás como siempre, pero la verdad es que me paso los 500 primeros metros buscando sitio para nadar, casi todo el tiempo con la cabeza por fuera.
Sobre los 1000 m me empiezo a sentir bien, y a progresar puestos. Con 1000 m mas habría cazado a muchos mas.
Salgo del agua. La salida es complicada, porque para no enfangarse, hay que procurar poner los pies en un "pantalán" y ayudarse de los voluntarios.
Pongo el pie, cojo la m
ano de uno, pido otra mano. AL final casi tiro a dos voluntarios al agua, y a mi me dió un tirón en el abductor.
Total que salgo del agua.
Tengo medidos unos "tiempos objetivo", con varios puntos. Me paso de mi objetivo del agua en 1 minuto.
Transición tranquila, y salida con la bici a por el primer Puerto, Las Palomas.
Muy tranquilo, disfruto de la subida. Guardando fuerzas, pero a buen ritmo.
De vez en cuando miro montaña arriba. Llevo un grupo numeroso delante.
Mas abajo, veo también gente.
Cuando llego a lo alto, casi 1 hora después, miro el reloj. Tres minutos por debajo del objetivo.
El viento. Es la primera vez que me lo encuentro. Dificultó algunos tramos de la subida a Las Palomas, y ahora que tomo el camino al Bosque,
hace mas difícil avanzar. En este tramo me pasan varios triatletas, pienso que quizás alguno no resista el Boyar.
Tomo la referencia visual de dos del Aguaverde mucho tiempo. EN el descenso de Villaluenga, se me van. No entiendo como en un sitio donde no se dan pedales (descenso en línea recta se me pueden ir nadie).
Llego a El Bosque. Con algún minuto mas acumulado al retraso. El puñetero viento.
He comido lo planeado, pero creo que me he quedado corto. Estoy vacío cuando empiezo el Boyar, y la verdad es que sufro mucho.
Mucho.
Llegando a la cima, en el avituallamiento, tengo que bajarme. Estoy en el Alto del Boyar, cerca del cielo, y los voluntarios que me atienden, están cerca de ser ángeles.
Me cogen la bici, me ayudan a bajar, me dan aquarius, y cuando después de 5 minutos de resucitarme poco a poco, ven venir al coche escoba y la moto de la Guardia Civil, me "sugieren" que es buen momento para seguir, si aun quiero acabar esta barbaridad.
Me levanto rápido, subo a la bici, y echo a pedalear para arriba bien rápido, como un gitano de los chistes, que ve a la Guardia Civil.
Ahora a por Las Palomitas. Último Puerto.
Lo subo lento. Ya me ha cogido el coche escoba que quema embrague con la primera metida detrás mía. Temo que de un momento a otro, me retiren el dorsal.
La Guardía Civil, también en primera detrás mía. Incluso se le llegó a calar la moto de despacio que iba.
Yo pensaba la santa paciencia, que le echan los voluntarios y la Guardia Civil.
Le oigo detrás mía hablar por la radio.
- Si, si. Queda uno. Es el último.
(contestan algo)
- Le quedan unos 3 kilometros para llegar al final del Puerto.
(contestan algo)
- No, no. Seguro que llega. Un par de kilómetros.
Corono, y me lanzo al descenso, bastante rápido, pero sin arriesgar mucho. Adelanto a un triatleta de Menorca, y nos animamos.
Llego por fin a los boxes. Me calzo las zapas feliz de haber superado la bici.
Y saliendo de boxes trotando, me encuentro con el momento mas duro de la prueba.
Me anuncian que he sobrepasado el tiempo de corte, y que tengo que darle el dorsal y el chip.
Después de unas 6 horas de tremendo esfuerzo es un palo enorme.
Traía dos objetivos apoyados en mucha ilusión y algunas horas de entrenamiento.
Acabar el Titán, y hacerlo dentro de los tiempos de corte marcados.
Al pedirme el dorsal, se que cumplían con su obligación, pero me sentí algo humillado y fracasado.
Como en las películas cuando le piden el arma y la placa a un policía, o como cuando licencian con deshonor a un militar, y le arrancan los galones.
Si hubiera sido un militar japonés de película, me habría hecho el Arakiri.
Pero a falta de Katana, decido atravesarme en el cuerpo 21 kilómetros de cuestas terribles a pie, desposeído de dorsal. Sin número y sin nombre.
Decidido y seguro como no lo he estado en mi vida, a acabar y ser un Titán, sin nombre, anónimo, pero un Titán.
De esos penosos kilómetros, no puedo contar mucho, porque iba casi “en trance”. Solo seguía y seguía. Andando, corriendo, y vuelta a andar.
Pero si me daba cuenta de algunas cosas, de que los voluntarios seguían ahí después de horas.
De que los organizadores estaban al pie del cañón hasta el final. Brindándonos el apoyo y los avituallamientos incluso a los locos “fuera de tiempo”, que decidimos seguir hasta el final.
También me acuerdo, de los ánimos a cada paso, de los gritos, los bozinazos de los cohes. La impagable compañía en los últimos kms de aquel triatleta de Menorca.
Y del recibimiento en el arco de meta de mis compañeros del club, y todos los que me recibieron y animaron cuando crucé con 8h 53m en el crono.
El Titán es sencillamente una prueba DIEZ.
Disfrutar de esta prueba y compartirla con los compañeros del club, y el resto de la gente, es una experiencia que no olvidaré en mi vida.
NOTA: Es lo de menos pero estos son los tiempos.Natación 2 Km: 47m 59sBici 90 Km: 5h 21m 3sCarrera 21km: 2h 44m 33s..........................................TOTAL= Titán en 8h 53m 38s