La verdad es que no imaginé de ninguna manera la prueba así. Me sorprendió
Una de las cosas que me sorprendió fue la excelente organización, que demuestra como con trabajo y cariño, se pueden suplir la falta de experiencia y organizar un señor Ironman con circuitos a 1 vuelta, y controlando cada avituallamiento y cada km, con policía, Guardia Civil, la Policía portuguesa súper implicada, voluntarios a cientos, y qué se yo. UN despliegue impresionante.
El iberman arrancó a las 8,00, al amanecer. Es un momento realmente bonito ver a esa legión de 700 atletas correr al agua entre las primeras luces.
Disfruté de la natación bastante. Menos en la primera vuelta, con esas aglomeraciones que dan miedo, pero mejor conforme se fue estirando la masa de triatletas en una larga cola.
Una vez se giraba en la primera boya y se nadaba hacia la segunda, paralelo a la playa, el sol que estaba saliendo te daba en la cara, por lo que casi todos cegados. Y nadábamos instintivamente hacia el sol.
El resultado fue que acabamos bastantes metros a la derecha de la boya y tuvimos que rectificar.
Lo curioso es que en la segunda vuelta, la gente volvió a nadar hacia el sol (que no aprenden).
Yo rectifiqué hacia la izquierda y nadé dejando ligeramente a la derecha el sol. No tuve que sacar el sextante ni nada. Es sentido común.
Es en los últimos 800 donde realmente empiezo a disfrutar de la natación, y dar brazadas mas fuertes.
Salgo del agua con buenas sensaciones, y hago una larga transición, cambiándome completamente de ropa en la carpa.
Al salir con la bici, me pasa Rafa Conejo, que me aconseja paciencia.
Salgo con la bici. La ida hasta Pomarao es ligeramente cuesta arriba, y con viento en contra del Norte. UN terreno pensado para la cabra. Al final vine con la bici de triatlón. La prueba transcurre con normalidad hasta que entramos en la parte portuguesa, sobre el km 80 las cuestas se endurecen, una larga subida, nos recibe en la entrada a Portugal. Además desde ese punto el asfalto se estropea mucho durante unos 20 km que se hacen eternos. La verdad es que la distancia entre avituallamientos se me hacen largos: solo llevo un bidón y cada vez que llego a uno, relleno , y a parte bebo, y me llevo algún botellín extra en el maillot. Aun así me quedo seco antes de llagar a alguno de ellos.
Nunca me he sentido tan incómodo en la cabra como en los 80 kms que vinieron después. Era una sucesión constante de cuestas y mas cuestas de entre 200 y 1000 metros y 4-8% de desnivel.
La bici de triatlón está pensada para sentirse cómodo acoplado. NO para ponerse de pie a pedalear (casi imposible), ni para pedalear incorporado. Una tortura para cualquier culo.
Los paisajes en los últimos kms , junto al río Guadiana, son preciosos, pero reconozco que no estaba anímicamente como para disfrutarlos. Quiero soltar ya la bici.
Voy muy cansado con un grupo que adelanto/me adelantan, durante mas de 50 Kms…. Recuerdo a uno de Granada, 2 del triatlón Mijas, uno con bici blanca y varios mas. Se convierte en rutina esa montaña rusa de carretera, en la que me adelantan en las cuestas arriba, y yo les adelanto acoplado en las cuestas abajo.
Me voy quedando vacío, sin energía.
Sobre el km 130 cuando voy acoplado se me posa un bicho en el brazo. Y no me siento ni con fuerzas ni ganas para incorporarme del acople y apartarlo de un manotazo. Ahí sobre el brazo, a pocos centímetros de mi nariz…..Simplemente le pego un soplido. Luego otro. Y otro. Como soplando las velas del cumpleaños que será pronto.
Finalmente desisto, el bicho se viene conmigo, y me hace compañía unos 40 kms en mi brazo. De verdad. Sin moverse. Pienso deprimido la ironía de que si he dejado vencer mi voluntad por un insecto cómo voy a hacer para vencer en un Ironman.
En estos kms los que vienen conmigo, me hacen preguntas por los tiempos de corte.
Sinceramente yo ni los miré. La organización dijo que eran "sobrados", y yo simplemente lo creí.
Cuando llegué a la T2 en Villareal de Santo Antonio, comprendí que no. LLegué con apenas 20 minutos de ventaja sobre el corte. Los pies me estaban matando de hacer fuerza sobre las calas de los pedales.
Tardé aun mas en esta transición. Me cambié completamente y me puse el mono de triatlón.
Bebí, y salí primero andando y después a trotar.
No me encontraba mal, e hice hasta el km 11 sin andar salvo alguna cuesta… incluso me hice la ilusión de acabar por fin corriendo una prueba sin problemas de estómago. Pensé esta vez si. Esta es la buena.
Pero finalmente aparecieron. Y desde entonces Imposible comer nada, y el agua apenas entraba en pocas cantidades y a la fuerza.. pero mas o menos iba tirando.
Sobre ese km 11 me adelanta Javier Lissen, que va aun ritmo tan alegre como su moral. Se le ve contento de estar por fin disfrutando de su segmento favorito.
Cuando entramos en la vía verde es cuando definitivamente, no comer ni beber me pasa factura, sobre el km 14 decido andar.
El plan es sencillo: andando el estómago acabará por arreglarse, aunque pase una hora. Luego tomo algo me recompongo y hago los últimos 10 kms corriendo.
No pasa nada que se le va a hacer.
En eso que paso junto a uno que va andando vacío, y me dice algo que yo no sabía. En el km 29 hay un punto de control al que llegar antes de las 21,00 para que no nos corten y dejen fuera de la clasificación.
Me dice ofuscado "Que le den por culo! Al dorsal y a la clasificación. Poner ese corte no tiene sentido, y luego dejar abierta la meta hasta la 1,00 de la mañana. ¡Anda hombre!!"
Hacemos cuentas 14 kms hasta el corte, y queda 1h 30. Se que es imposible en mi estado, pero lo voy a intentar. No voy a dejar que me corten ahora. Lo tengo que intentar.
Me pego en consecuencia un calentón importante de 16 kms corriendo no se como, porque iba vacío. Sin poder beber, sin poder desalojar lo que me hinchaba el estómago….
Así pasan los kms llego al último avituallamiento antes del punto de control del corte. Pregunto la distancia. 2,5 kms aun y no quedan ni 10 minutos…. es imposible. Derrotado , exhausto por el esfuerzo.
Sin embargo los voluntarios nos informan de que la organización ha ampliado 15 minutos, para compensar el retraso de la salida.
¡15 minutos! Aun podemos hacerlo. Los que estamos allí arrancamos a correr, y la verdad es que llegué al punto de control "groggy". ¡¡Pero dentro de tiempo!! Ahora podía caminar los últimos 12 kms. Tardara lo que tardara.
Ese "calentón"de 16 kms me pasa factura, y en el bosquecillo de pinos que vino después pasé unos momentos horribles. Ya con el frontal encendido, hace tiempo que era de noche, me arrastraba vacío de árbol a árbol. Tardé una eternidad en salir de alli. Unos voluntarios salieron a mi encuentro, y les dije que me retiraba en el avituallamiento siguiente. Me sentía muy mal.
Estaba en esas explicaciones cuando por fin….. consigo liberarme del contenido de mi estómago. No entro en detalles.
Uno de los voluntarios me pregunta si he venido acompañado a este triatlón por una mujer. Que hay alguien esperándome a la salida de ese oscuro bosque de pinos en el que estoy literalmente tirado en el suelo.
Tiene que ser María. Seguro. Me levanto y me pongo a andar de nuevo.
Cuando al salir del Bosque efectivamente me encuentro con María, empiezo a encontrarme mejor.
Podría edulcorar esta crónica hablando de bosques tenebrosos embrujados, y de la princesa que al final de la odisea del desdichado caballero dio fuerzas a su corazón para llegar hasta el final.
Podría, pero lo dejaremos aquí.
Caminamos juntos el trecho hasta la zona de Meta. Solo queda un paseito por la playa, me decía, y yo pensaba "Si, si un paseito ¡Los cojones! 10 kms por arena de playa, ¡Que final! 10 kms por arena de playa, ¡Que final!"
Yo no puedo correr, pero pienso que quedando solo 10 kms con lo que he hecho, es ya solo cuestión de paciencia.
Lo intento, pero no puedo correr. Tengo que andar y andar, todo el paseo marítimo hasta el tramo de playa. Me adelanta gente sin parar. Supongo que habrán sido cortados en el km 29, pues iban detrás mía en el punto de control.
El tramo de playa se me hace muy duro, por la arena hundiéndome…. ni siquiera estando fresco, se puede correr por ahí.
El en último avituallamiento de la playa, un voluntario me anima mucho, me da una coca cola a la que el mismo se ocupa de quitarle gas cambiándola de vasito. Que gente mas generosa y atenta asistieron todo el recorrido del Iberman.
MI estómago empieza a estar mejor, y la coca cola me empieza a reconstituir poco a poco… cuando salgo por fin de la playa, me alcanzan varias bicicletas que van con un triatleta que corre.
Yo hacía mucho que estaba convencido de que era el último.
Pero no. Parece que no. Me animo a correr con él.
El cuerpo empieza a funcionar de nuevo. Por la coca cola, por el agua que ahora si empieza a entrar….
Un pequeño trote, que acaba convirtiéndose en un correr continuo, durante los últimos kms del paseo marítimo… Mi compañero decide no sufrir mas. Le animo a que se venga conmigo, pero me dice que en realidad estará encantado de entrar en Meta con los amigos de las bicicletas, y lo entiendo… porque en el rato que estuve con ellos, me animaron, charlamos, y me parecieron una gente estupenda.
Ya llego. Oigo al spiker, veo a María esperándome, haciendo los últimos metros conmigo. Cruzo la meta convencido de haber soportado mas dureza que en ninguna otra prueba que haya hecho.
Nunca en una prueba había tenido tantas dudas y en tantas ocasiones, de si llegaría a cruzar la Meta.
Pero lo había hecho.Y aun no se como. Soy Ironman. Mi tercer IRONMAN.
De aquellos 700 de la playa solo llegamos 520.
Me acordé de un espontáneo que en mitad de la vía verde, que me gritaba casi enloquecido, como un predicador que le hubiera vuelto loco el sol del desierto. Me gritaba sin parar mientras corría a mi lado:
…. Vamos! Puedes hacerlo! No lo dudes ni un momento. Ni por un momento. NO LO DUDES. Está dentro de tí. Mira dentro de ti. Puedes hacerlo…. Gritaba y gritaba hasta que dejé de oirlo a lo lejos.
Reconozco que en aquel momento pasándolo mal pensé ¡Vaya pirado! Pero al final resultó que tenía razón. Que solo decía la verdad.
PD: Aun no está claro, pero parece que no se llegó a aplicar el "fuera de control" del km 29 con lo que ese "calentón" de 16 kms que me pegué y me reventó, fue a todas luces inútil y una insensatez, porque todos los que pasaron detrás mía aparecieron felizmente en la clasificación al final.