Modos de hacer el Camino.
No se mucho sobre el Camino de Santiago. Se que hay varias rutas, y varios modos de hacerlo,
Caminando, o en bici. Tambien en autobús. Alojándose en albergues, o en hoteles.
Y hasta hay quien lo hace en helicóptero.
Y luego está Gerardo y los que le acompañan en su aventura.
Este compañero del Club Triatlón Camaleón, apareció el otro día mientras tomábamos unas cervezas.
Estuvo un rato con nosotros y como quien no quiere la cosa nos contó que se proponía salir el domingo para hacer el Camino de Santiago desde Sevilla.
Casi nos sonó a una invitación, por si alguien se animaba. Esa es la sensación que daba por el modo inocente y casual de contarlo.
Cuando le preguntábamos como lo iba a hacer, nos contestó con la mayor naturalidad del mundo.
- "Lo vamos a hacer varios amigos corriendo por etapas"
- Pero... ¿ Como que corriendo?
- Si en etapas de unos 60 kms.
Yo me quedé congelado (y hacía bastante calor en el bar).
¡Etapas de 60 km corriendo!
Nos estaba diciendo del modo casual con el que uno cuenta a qué parque lleva a su perro a pasear, que pensaban desde el viernes hacerse unos 1000 km de Camino, corriendo a razón de mas de 60 km por día.
Y alguno nos consideramos fuertes, por terminar una maratón de 42 km.
O ser de otra pasta porque hacemos triatlones.
O que somos hombres de hierro, por acabar un Ironman.
Y sobre todo, que cuando yo hago algo de esto, o incluso una carrera popular de 6 km, se lo acabo contando a bastantes amigos, y hasta lo publico en un blog.
Y sin embargo, hay otros como Gerardo, que si hubiera habido mucho ruido en el Bar, o no hubiera contado con la pausa adecuada en la conversación, yo creo que habría pasado tranquilamente sin contárnoslo, y quizás nos lo habría dicho con otra cerveza, ya de vuelta, una vez culminado el reto.
Poco a poco nos van llegando noticias de como va la aventura de este compañero, no muy amigo de la tecnología, el internet, y el on-line. Pero por AQUÍ , tratamos de ir contando por donde va está carrera de 1000 km.
En fin. Cada vez mas convencido que no hay límites.
martes, 28 de junio de 2011
viernes, 17 de junio de 2011
Deportistas AFI.
Los Pro salen antes, que si esto es Pro, que si tiempos de Pro.....
No entiendo porque los profesionales cuantan con abreviatura PRO, y los aficionados (o amateur in inglish) no usamos abreviatura. Un sentimiento muy español sería indignarse, que además está de actualidad, y sospechar en esta carencia terminológica alguna clase de marginación.
Como buen español celoso de mis derechos y envidioso de todo lo que huela a privilegio o trato especial, exijo que los triatletas como yo contemos con nuestra propia abreviatura.
Si, ya se que no sirve para nada, pero es una cuestión de principios, de mis derechos y de igualdad.
Pues eso que digo yo que seremos atletas AFI.
El hecho diferencial de los triatletas AFI que justifica el término es evidente. Tenemos entidad sufieciente, por lo numeroso de nuestro colectivo, y lo particular de nuestras características.
Hay cosas que solo puede hacer un triatleta AFI, y no están al alcance de los Pro.
Nadar a nuestro aire, disfrutando.
Hacer transiciones tranquilas "culo en tierra", sin necesidad de pelearse con el neopreno, caerse, ni saltar en marcha sobre la bici.
Ponernos calcetines tras la natación, secando antes los pies con una toalla, incluso en olímpicos o corta distancia.
Hacer la bici disfrutando del paisaje, canturreando, o parar a comer.
Detenerse en la carrera a pie a comentar con nuestros animadores / acompañantes, como nos encontramos, dar un beso, posar en una foto.
Abrir el coche al pasar corriendo junto a el para hacer hacer una llamadita de móvil.
Mil cosas, que seguro que algunos podríais contarme.
Hace poco salió a la luz esta foto del Triatlón de Sevilla que ilustra la entrada.
Terminada la primera vuelta de la natación había que subir al pantalán y saltar de nuevo.
Un compañero de nuestro club saltó al agua como solo lo podemos hacer los triatletas AFI.
Un salto "en bomba" perfectamente ejecutado.
Los Pro salen antes, que si esto es Pro, que si tiempos de Pro.....
No entiendo porque los profesionales cuantan con abreviatura PRO, y los aficionados (o amateur in inglish) no usamos abreviatura. Un sentimiento muy español sería indignarse, que además está de actualidad, y sospechar en esta carencia terminológica alguna clase de marginación.
Como buen español celoso de mis derechos y envidioso de todo lo que huela a privilegio o trato especial, exijo que los triatletas como yo contemos con nuestra propia abreviatura.
Si, ya se que no sirve para nada, pero es una cuestión de principios, de mis derechos y de igualdad.
Pues eso que digo yo que seremos atletas AFI.
El hecho diferencial de los triatletas AFI que justifica el término es evidente. Tenemos entidad sufieciente, por lo numeroso de nuestro colectivo, y lo particular de nuestras características.
Hay cosas que solo puede hacer un triatleta AFI, y no están al alcance de los Pro.
Nadar a nuestro aire, disfrutando.
Hacer transiciones tranquilas "culo en tierra", sin necesidad de pelearse con el neopreno, caerse, ni saltar en marcha sobre la bici.
Ponernos calcetines tras la natación, secando antes los pies con una toalla, incluso en olímpicos o corta distancia.
Hacer la bici disfrutando del paisaje, canturreando, o parar a comer.
Detenerse en la carrera a pie a comentar con nuestros animadores / acompañantes, como nos encontramos, dar un beso, posar en una foto.
Abrir el coche al pasar corriendo junto a el para hacer hacer una llamadita de móvil.
Mil cosas, que seguro que algunos podríais contarme.
Hace poco salió a la luz esta foto del Triatlón de Sevilla que ilustra la entrada.
Terminada la primera vuelta de la natación había que subir al pantalán y saltar de nuevo.
Un compañero de nuestro club saltó al agua como solo lo podemos hacer los triatletas AFI.
Un salto "en bomba" perfectamente ejecutado.
lunes, 13 de junio de 2011
El Corazón de las TRInieblas.
Tenemos un compañero en el Club, que tras acabar el Ironman de Lanzarote, y el Desafío Doñana, ese mismo año, desapareció. Mi amigo Kurtz.
Algunos dijeron entones que desapareció absorbido por alguno de los muchos deportes que practicaba incapaz de comprometerse a fondo con el triatlón de larga distancia.
La gente decía que si el padle, que si el basket.... pero yo creo que fue el golf.
Si. Sabemos que ese mismo año Kurtz se apuntó a un curso de una escuela de golf y desapareció de las quedadas de bici, y las competiciones de Triatlón.
Este episodio incrementó mucho mi miedo al golf. Ya me habían hablado de él como una práctica sumamente adictiva. Se dice de los golfistas, que a menudo pierden la conciencia del mundo real con ensoñaciones de partidas imaginarias,
A veces los ves parados en el descansillo de una escalera practicando con sus brazos un swing que lance una bola imaginaria a través de la ventana de su edificio de oficinas.
A mi me dan mucho miedo las adicciones. Pero ya se sabe, la seducción misteriosa de algo desconocido, la atracción de la manzana que cuelga del árbol prohibido del conocimiento...y también saber. Quería respuestas. ¿Qué fue lo que apartó a mi amigo Kurtz del Triatlón?.
Me apunté en la misma escuela en la que se perdieron los pasos triatléticos de mi amigo. Solo por probar. Solo un solo día a la semana, y sin interferir en mis entrenamientos.
No se como cometí semejante fallo. Faltándome tiempo para entrenar, me apunté a otra cosa.
Y así fue como mis viernes se volvieron mu raros. MU RAROS.
Los Viernes: Es la tarde que tengo libre, y como a menudo mis fines de semana son complicados, suelo aprovechar para salir con al bici el viernes.
Es absolutamente imposible hacer una buena salida de bici, e ir a jugar al golf en la misma tarde, salvo que aproveche los trayectos en coche.
Vecinos míos me han visto en el garaje los viernes dirigirme al coche empujando mi bici con la mano derecha, en la izquiera la bimba y una bolsa de deportes.
Los pies taconeando con las botas de la bici, el mallot, y el culotte puestos, y para completar el equipo a la espalda, una bolsa con un juego completo de palos de golf.
El desconcierto de los vecinos es total, cuando me ven subir todo eso al coche. Ninguno se ha atrevido a preguntarme. Yo creo que piensan que soy el loquito del barrio.
Como poco pensarán ¿A qué coño juega este tío subido en una bici con palos de golf?
Pues si.
Muchos de mis viernes han sido: salida de bici de 3 horas. Transición 1: A correr 20 minutos suaves. Transición 2 a jugar al golf.
Que nadie se ria. Lo mismo dentro de 15 años es deporte olímpico y lo echan por Eurosport.
Mi swing sigue siendo malo, y no llego muy lejos con la bola. El otro día el profesor se me quedo mirando con cara de pena y me preguntó:
- Oye Jesús ¿Tu haces deporte? Te veo poco fuerte. ¿Estás cansado?.
Claro le tuve que decir:
- Mira, machote,¿como te lo explico?. Yo soy difícil de cansar.
Unos meses después confieso que experimento algunos síntomas de adicción, pero controlados.
No obstante sigo siendo un triatleta, sigo queriendo serlo. Uno es triatleta hasta la médula y no puede disimularlo. Se me nota en muchas cosas.
Por ejemplo en mi tendencia a correr a buscar la bola por el campo como un perro perdiguero.
Por supuesto la gorra que llevo cuando salgo al campo, pone Ironman.
O cuando una bola va al agua me dan muchas ganas de buscarla (pero me aguanto, por ese rollo de la etiqueta). ¡En peores sitios ha nadado un triatleta.
Además después de la bici y carrera suelo tener hambre, claro, así que de la bolsa de golf, suelo sacar, barritas, geles, y manzanas que consumo allí mismo.
En el tiempo que ya dura mi investigación, no he encontrado ni rastro de mi amigo Kurtz, en esta intrincada selva por más que he seguido sus pasos. Sin embargo he descubierto que allí se encuentran algunos otros triatletas perdidos. No daré nombres por si les molesta. Ellos saben quienes son.
Pero a mi todo esto me está dando ya mucho miedo.
Creo que aun puedo argumentar que soy triatleta.
Y sigo queriendo ser Ironman de nuevo.
No creo que me pierda como Kurtz.
Tenemos un compañero en el Club, que tras acabar el Ironman de Lanzarote, y el Desafío Doñana, ese mismo año, desapareció. Mi amigo Kurtz.
Algunos dijeron entones que desapareció absorbido por alguno de los muchos deportes que practicaba incapaz de comprometerse a fondo con el triatlón de larga distancia.
La gente decía que si el padle, que si el basket.... pero yo creo que fue el golf.
Si. Sabemos que ese mismo año Kurtz se apuntó a un curso de una escuela de golf y desapareció de las quedadas de bici, y las competiciones de Triatlón.
Este episodio incrementó mucho mi miedo al golf. Ya me habían hablado de él como una práctica sumamente adictiva. Se dice de los golfistas, que a menudo pierden la conciencia del mundo real con ensoñaciones de partidas imaginarias,
A veces los ves parados en el descansillo de una escalera practicando con sus brazos un swing que lance una bola imaginaria a través de la ventana de su edificio de oficinas.
A mi me dan mucho miedo las adicciones. Pero ya se sabe, la seducción misteriosa de algo desconocido, la atracción de la manzana que cuelga del árbol prohibido del conocimiento...y también saber. Quería respuestas. ¿Qué fue lo que apartó a mi amigo Kurtz del Triatlón?.
Me apunté en la misma escuela en la que se perdieron los pasos triatléticos de mi amigo. Solo por probar. Solo un solo día a la semana, y sin interferir en mis entrenamientos.
No se como cometí semejante fallo. Faltándome tiempo para entrenar, me apunté a otra cosa.
Y así fue como mis viernes se volvieron mu raros. MU RAROS.
Los Viernes: Es la tarde que tengo libre, y como a menudo mis fines de semana son complicados, suelo aprovechar para salir con al bici el viernes.
Es absolutamente imposible hacer una buena salida de bici, e ir a jugar al golf en la misma tarde, salvo que aproveche los trayectos en coche.
Vecinos míos me han visto en el garaje los viernes dirigirme al coche empujando mi bici con la mano derecha, en la izquiera la bimba y una bolsa de deportes.
Los pies taconeando con las botas de la bici, el mallot, y el culotte puestos, y para completar el equipo a la espalda, una bolsa con un juego completo de palos de golf.
El desconcierto de los vecinos es total, cuando me ven subir todo eso al coche. Ninguno se ha atrevido a preguntarme. Yo creo que piensan que soy el loquito del barrio.
Como poco pensarán ¿A qué coño juega este tío subido en una bici con palos de golf?
Pues si.
Muchos de mis viernes han sido: salida de bici de 3 horas. Transición 1: A correr 20 minutos suaves. Transición 2 a jugar al golf.
Que nadie se ria. Lo mismo dentro de 15 años es deporte olímpico y lo echan por Eurosport.
Mi swing sigue siendo malo, y no llego muy lejos con la bola. El otro día el profesor se me quedo mirando con cara de pena y me preguntó:
- Oye Jesús ¿Tu haces deporte? Te veo poco fuerte. ¿Estás cansado?.
Claro le tuve que decir:
- Mira, machote,¿como te lo explico?. Yo soy difícil de cansar.
Unos meses después confieso que experimento algunos síntomas de adicción, pero controlados.
No obstante sigo siendo un triatleta, sigo queriendo serlo. Uno es triatleta hasta la médula y no puede disimularlo. Se me nota en muchas cosas.
Por ejemplo en mi tendencia a correr a buscar la bola por el campo como un perro perdiguero.
Por supuesto la gorra que llevo cuando salgo al campo, pone Ironman.
O cuando una bola va al agua me dan muchas ganas de buscarla (pero me aguanto, por ese rollo de la etiqueta). ¡En peores sitios ha nadado un triatleta.
Además después de la bici y carrera suelo tener hambre, claro, así que de la bolsa de golf, suelo sacar, barritas, geles, y manzanas que consumo allí mismo.
En el tiempo que ya dura mi investigación, no he encontrado ni rastro de mi amigo Kurtz, en esta intrincada selva por más que he seguido sus pasos. Sin embargo he descubierto que allí se encuentran algunos otros triatletas perdidos. No daré nombres por si les molesta. Ellos saben quienes son.
Pero a mi todo esto me está dando ya mucho miedo.
Creo que aun puedo argumentar que soy triatleta.
Y sigo queriendo ser Ironman de nuevo.
No creo que me pierda como Kurtz.
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