Ha hecho falta que una gripe me deje en casita, para poder tener un momento y escribir unas líneas.
Desde la últma vez, hace ya unos meses, hasta he cumplido años.
Que alguno al verme desaparecer, pensaría seguro que era víctima de la famosa "crisis de los", y me había comprado una moto y una chupa de cuero (al descapotable no me llega), o apuntado a un curso de esquí extremo, o cualquier cosa disparatada.
Pues no, sigo siendo yo. Y seguramente sigo siendo triatleta con pretensiones Ironman, lo que pasa es que ya casi no me acuerdo de lo que es entrenar en serio.
Vale, si, he exagerado. Pero mas o menos desde que hice el Titán, la cosa ha estado muy parada.
Como digo, sigo siendo yo después de cumplir 40, si acaso distinto, como el equipo que me llevé el otro día a spining. Una mezcla entre lo experimentado y lo nuevo.
Es lo que pasa cuando uno hace la mochila para el gym a las 7,30 y con la luz apagada.
Consecuencias de hacer la mochila sin luz |
No ha sido la desidia lo que me ha dejado sin entrenar.
Ha sido, sobre todo una tremenda racha de resfriados. Da un poco de vergüenza quejarse de salud cuando uno ha tenido la bendición de no ponerse malo casi nunca, ni problemas auténticos de salud, pero es que este invierno, en los últimos 66 días he estado enfermo 46.
Por este orden: una faringitis, una intoxicación alimentaria, una larga bronquitis, y hoy por fin creo que escribo bajo los efectos de una gripe. Dios quiera que solo sea resfriado, aunque los 38 y las tiritonas no presagian nada bueno.
Esta temporada he empezado a entrenar 4 veces, y 4 lo he vuelto a dejar.
Pero como digo, basta de quejarse. Ya vendrá el sol y la racha buena. Y el Triatlón.
Este año será intenso y complicado, pero el Triatlón tendrá su hueco en mi vida, y espero seguir por aquí contando de todo un poco.