¿Frío yo? Pues también.
Hasta ahora me las había arreglado bastante bien para esquivar las inclemencias metereológicas.
Quiero creer que tengo suerte.
Alguna vez cuando me dicen ¿Dónde vas loco con lo que está callendo?, he bromeado diciendo:
-Cuando yo me pongo las zapatillas deja de llover.
Y generalmente acierto.
Amparado por ese irracional sentimiento de estar protegido de los elementos por una clase especial de “potra” protectora de deportista, decidí salir el domingo pasado a dar pedales, ya que llevaba unas tres semanas sin subirme a la flaca, y a mi ni siquiera me queda el consuelo del rodillo (que no tengo).
Así que nada, desafiando al frío y al pronóstico de lluvia, finalmente salí.
Desde el principio con la sensación de haberme dejado en el trastero mi especial conjuro de protección. De esos días en que todo va raro, las cosas aprietan o molestan, o se te caen todo de las manos.
Llantazo espectacular en un badén en la puerta de mi casa. Increible que no pinchara. Pensé que era una suerte.
Empiezo a dar pedales y el recientemente estrenado cadenciómetro no va. Paro, ajusto la distancia del sensor, doy pedales de nuevo. No va.
Paro de nuevo. Y así sucesivamente tres veces, por eso de que la tecera es la vencida.
Y efectivamente es la vencida, porque me venzo, osea que noto que me venzo hacia el lado del que no he quitado el pie de la cala y me pego una de esas caidas bobas en parado, en las que rezas porque no haya nadie grabando para el youtube.
Costalazo. ¡Hala! Ya he calentado.
Cuando llevo 45 minutos dando pedales, y el sol que veo por primera vez desde hace dias, comienza a hacerme sudar, justo entonces veo un enorme nubarrón negro, pero muy concentrado. Un garbanzo negro, en un cielo razonablemente azul para lo que acostumbramos estos días.
Como tengo fe ciega en mi suerte, en vez de volver pienso que seguro pasa de largo, que seguro que no viene para aca.
Pero hoy es el día en que dejé la suerte en el trastero.
En honor a quien me definió una vez como un “jodido optimista” lo que pienso cuando empiezo a mojarme poco después es: Son solo cuatro gotas.
Unos minutos después tengo mucho, mucho frío, estoy lejos de casa, y noto como una gruesa línea de agua resbala recorriendo mi columna por toda la espalda hasta donde deja de serlo.
Y podría haberse quedado ahí, pero puntualmente caía granizo, de modo intermitente, como si el encargado de la máquina dudara que era mas divertido, si pegarme chinazos a 30 km/h en el modo hielo, o calarme la ropa en el modo agua.
Mas me valía haber pinchado en el badén.
Pero he cumplido con el entreno que tocaba ;)
Hasta ahora me las había arreglado bastante bien para esquivar las inclemencias metereológicas.
Quiero creer que tengo suerte.
Alguna vez cuando me dicen ¿Dónde vas loco con lo que está callendo?, he bromeado diciendo:
-Cuando yo me pongo las zapatillas deja de llover.
Y generalmente acierto.
Amparado por ese irracional sentimiento de estar protegido de los elementos por una clase especial de “potra” protectora de deportista, decidí salir el domingo pasado a dar pedales, ya que llevaba unas tres semanas sin subirme a la flaca, y a mi ni siquiera me queda el consuelo del rodillo (que no tengo).
Así que nada, desafiando al frío y al pronóstico de lluvia, finalmente salí.
Desde el principio con la sensación de haberme dejado en el trastero mi especial conjuro de protección. De esos días en que todo va raro, las cosas aprietan o molestan, o se te caen todo de las manos.
Llantazo espectacular en un badén en la puerta de mi casa. Increible que no pinchara. Pensé que era una suerte.
Empiezo a dar pedales y el recientemente estrenado cadenciómetro no va. Paro, ajusto la distancia del sensor, doy pedales de nuevo. No va.
Paro de nuevo. Y así sucesivamente tres veces, por eso de que la tecera es la vencida.
Y efectivamente es la vencida, porque me venzo, osea que noto que me venzo hacia el lado del que no he quitado el pie de la cala y me pego una de esas caidas bobas en parado, en las que rezas porque no haya nadie grabando para el youtube.
Costalazo. ¡Hala! Ya he calentado.
Cuando llevo 45 minutos dando pedales, y el sol que veo por primera vez desde hace dias, comienza a hacerme sudar, justo entonces veo un enorme nubarrón negro, pero muy concentrado. Un garbanzo negro, en un cielo razonablemente azul para lo que acostumbramos estos días.
Como tengo fe ciega en mi suerte, en vez de volver pienso que seguro pasa de largo, que seguro que no viene para aca.
Pero hoy es el día en que dejé la suerte en el trastero.
En honor a quien me definió una vez como un “jodido optimista” lo que pienso cuando empiezo a mojarme poco después es: Son solo cuatro gotas.
Unos minutos después tengo mucho, mucho frío, estoy lejos de casa, y noto como una gruesa línea de agua resbala recorriendo mi columna por toda la espalda hasta donde deja de serlo.
Y podría haberse quedado ahí, pero puntualmente caía granizo, de modo intermitente, como si el encargado de la máquina dudara que era mas divertido, si pegarme chinazos a 30 km/h en el modo hielo, o calarme la ropa en el modo agua.
Mas me valía haber pinchado en el badén.
Pero he cumplido con el entreno que tocaba ;)
7 comentarios:
qué suerte! has gastado toda la mala suerte en un día y hasta dentro de un año estás seguro.
Pero el entreno cumplido no te lo quita nadie.
Bueno la mejor sensacion del mundo es pegarte un entreno de esos y la duchita despues eh? Animo¡¡
Nadie te dijo que fuera a ser fácil, ¿verdad?... Bueno, mientras conserves intactos los dientes y las ganas de seguir arriesgando al salir a entrenar, y en la vida en general, ¡estupendo!
Además, entrenar o competir sin que pase ná de ná, pues como que queda un poco monótono. Van bien estas cosillas, aunque tampoco es para quedarse como el de la foto, ja,ja.
Enhorabuena por las ganas. No las pierdas. Ya sabes que lo que no mata, engorda, y esto incluye todo tipo de alimento: el físico y el anímico.
La verdad, es que llegué pensando que podía haber sido peor.
Y la ducha sentó de miedo. Cierto Emilio.
Pues no se Xarli. Cuando la gente dice que un entreno como este vale el doble no se a que se refiere... quizás a que te toca seguir trabajando después limpiando la bici de barro.
Stoy Muy animado, no creais
Por la foto, veo que ya te has depilado bien ¿no? Las "pequeñas contrariedades" no pueden con nosotros. Yo ayer tuve comida de empresa, natación, carrera y gimnasio, CdC. Lo bueno es que el pinchazo del día anterior lo descubrí en casa, parchecito -que estamos en crisis- y hoy 72 km, también CdC y dolor cervical.
¡Muchas felicidades, Guadi!
pues esas caídas casi parado son especiales para llevarte por delante la clavícula osea que tampoco fue tan mal el día,en cuanto empieza a llover la mejor táctica es meterse en un bar y aguantar hasta que pare que seguro que para. Feliz Navidad y Olé.
Muchas Felicidades a todos!
Es cierto, Ramón no son mas que pequeños contratiempos.
¿Depilao?... je, je.. quizás me lo plantee para el 2009. Me he propuesto tantas cosas de triatleta, y todavía no me he planteado en serio lo de depilarme. No me veo ja, ja.
Stani, en el fondo, mientras me pasaba todo esto pensaba que al menos, no pinché con el frío y la lluvía, y que no me caí con el agua.
Y en la caida (que fue antes de que lloviera) tampoco me hice nada.
Lo cierto es que tengo suerte.
`
Felices Fiestas!
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